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Llibres
de poesia
- Paseo
présbita (1982)
- Blanco
adamar (1987)
- Ginebra
en bruma rosa (1989)
- Aldebarán
(2000)
- Entre
leones (2002)
Selecció
de poemes
Blanca hodura en tu
voz
que espera
ser abierta como una
granada, en dos,
blanca
hondura en tu voz
como un
vino muy dulce para la
liberación silencio
para acallar mi
brusquedad, blanco
silencio
para la
hondura de tu voz que
habla entre sueños
despertar
de cordero entre mis
brazos
blanda y
blanca la hondura
manifiesta del decir y
del callar,
la
expectativa por abrir en
dos
como dos
nalgas finísimas, como
las valvas que conservan
el secreto de los
tiempos:
lo más
oscuro y limpio
Sabiduría
Unigénita
de múltiples virtudes,
he
recorrido la casa
patriarcal,
la casa
donde los eruditos
no tienen
ni un momento de sosiego.
Habías
traspasado la puerta
esmerilada,
la del
espíritu en armonía:
otra casa
te acoge, en otra reinas,
Y es hacia
allí adonde encamino el
paso.
*****
Como un
efebo tiembla
mi gata
oracular,
Y no
descifro
-a pesar
de contener el designio
del mundo-
si es un
presagio adverso
o la
confirmación
de que
más allá de los deseos
por cumplir
está el
azar temblando entre mis
brazos.
*****
Normalmente
es la combinación de lo
triste con lo perverso
lo que nos
convierte en seres
vulnerables,
los que es
capaz de triturar aquella
alegría animal
que aún
palpitaba en las noches
pasadas a la intemperie.
*****
El
mensajero de las siete
llaves,
el que
nunca recuerdo ni sé
cómo se llama,
me dijo
los secretos de tu
vientre y tu cama.
si niegas
lo que amas el amor
reverdece,
si amas lo
que niegas el amor te
enloquece.
Busqué el
libro que tus manos
habían sostenido,
el de la
miniatura de Jean Fouquet
en la cubierta:
«Dios une
a Adán y Eva» en un
jardín cercado
con
ángeles, animales y la
fuente, estrellas y
palomas,
y pensé
¿habrá un ángel, un
solo ángel clandestino
dispuesto
a sostener el manto del
creador en el jardín
de
nuestros amores cercados
donde hay agua y cielo
y un
paisaje invertido como el
de los antípodas
y un
incansable deseo de
desaparecer del cuadro?
La flor
azul
Cómo
saber si es todo tan
callado,
cómo
adivinar que más allá
de mi mano hay un espejo
que
refleja un sinfín de
rosas mustias,
cómo
saber si es todo tan
oscuro,
cómo
saber si es todo tan
incierto
y escribo
al buen tuntún como si
fuera la primera vez
y amo a
ciegas como todas las
veces
y no se me
ocurre nada que no sea un
vulgar simulacro
de una
vida que no me pertenece,
de un tiempo que
desconozco,
de un
deseo anclado en cada
instante, sin lastre y
tan fugaz
a pesar
del ancla, a pesar del
plancton, a pesar de los
muertos.
Cómo
saber entre esta estela
de codicias, entre este
absurdo
que se
empecina en matarnos cada
día y en dejarnos sin
flores y sin vida.
Cómo
saber si por fin he
encontrado al flor azul
de lo imposible.
Cómo
saber que no tiemblo para
el mundo, que no miento
para el mundo.
Cómo
saber que he llegado al
límite de mis
limitaciones
y ya nada
puede detenerme.
Cómo
explicar que incluso todo
esto ha dejado de
importarme,
que muy
posiblemente nunca me
importó, porque estaba
demasiado absorta
intentando
explicar lo que ahora
sé:
esa
incipiente flor azul que
crecía en el fondo de
tus ojos yo misma la he
segado.
*****
Y siempre,
en el momento más
inesperado
oyes aquel
timbre de voz perdido en
tu memoria
y vuelves
a no respirar, y
recuerdas las voces
que desde
el nacimiento te han
acompañado, las más
queridas,
y vuelves
a preguntarte si esta vez
sí
si esta
vez será la voz que
desde siempre has estado
esperando
y tu
propia voz tiembla
y pocas
veces puedes gritar, pues
te pasa como en las
pesadillas,
no te sale
la voz, sólo un hilo de
voz y el gesto de la mano
implorando
implorando
un deseo extraño de
acercamiento y rechazo
y la voz
vuelve y tú vuelves a
vestirla de ojos verdes,
de ojos
azules, de ojos violetas,
de ojos negros, de ojos
de miel,
y pides,
como si creyeras: que
esta vez sí sea la voz
de mis ojos.
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